Cuando nos referimos a posturas en Medicina Espiritual nos remitimos casi de inmediato a Yogaterapia.
Las posturas, conocidas como ásanas, son la base de la práctica del Yoga. Son construcciones que utilizan el cuerpo físico para movilizar el Prana, o sea, la energía vital. La práctica del Yoga es siempre energía espiritual donde el cuerpo es el vehículo.
Pero en esta dimensión holística integral que somos como seres psico-físicos-emocionales- espirituales como es en la mente es el cuerpo y como es en el interior es en el exterior.
Por lo tanto, la postura física conlleva, y también implica, una postura mental emocional y espiritual, es decir la realización de un ásana imprime una postura al cuerpo que se traslada energéticamente a la mente y se proyecta a la conciencia y viceversa.
Así, una postura mental puede determinar el éxito o no de una postura física como también un ásana puede modificar una postura mental. Y es en esto donde reside la clave y la magia del Yoga: en plasmar en esa analogía la enorme sabiduría de la Unidad, premisa fundamental de su cosmovisión.
La práctica regular y consciente de la Yogaterapia propone, en definitiva, a través de sus diferentes recursos, es decir de las ásanas- un cambio de postura ante la vida.