Como parte de la naturaleza que somos, estamos influenciados por sus ritmos. Vivir se trata de adaptarse permanentemente al fluir dinámico de la existencia y de la energía vital.
El universo funciona por ciclos y el mundo que habitamos es un reflejo de ello. Por lo tanto, para un transitar armónico por esta dimensión necesitamos sintonizar con esos movimientos.
En la vida cotidiana, esto es posible gracias a la incorporación de hábitos y rutinas que se adecuen a dichos ritmos y los respeten amorosamente.
La Medicina Ayurvédica y sus sabias interpretaciones de dichas interacciones ha desarrollado, hace miles de años, un fabuloso sistema para transitar estos cambios constitucionales del universo.
Los mismos están basados en la meticulosa observación y en el inefable ensayo-error que han llevado al éxito a este conjunto de prácticas llamado “dinacharya”. Éste consiste en un alineamiento en las rutinas diarias basadas en los ciclos naturales y contemplando las diferencias constitucionales de cada persona. Tiene implicancias en la alimentación, en los hábitos, en la higiene y en las prácticas físicas y espirituales.
La aplicación de estas rutinas nos permite integrarnos de forma equilibrada a las fases vitales de la tierra fluyendo con ellas como expresión latente de la armonía del macro cosmos y del micro cosmos que somos.
